viernes, 24 de mayo de 2013

El grabado es ante todo, un encuentro intenso con uno mismo, son horas de entendimiento y diálogo con los materiales, el grabado es como un huerto que se debe preparar con tiempo, fuerza y paciencia, todo comienza con un espacio donde no hay nada, solo silencio visual, poco a poco se van trazando surcos y surcos que se multiplican, horas de trabajo, barnices y resinas van abonando el suelo, el calor levanta olor a cera, y el resultado es todavía un sueño, un anhelo, con el ojo adiestrado se revisan los surcos, se remueve la tierra, hasta que llega el momento de que las tintas fluyan , inunden los surcos, todo se aclara, nace un grabado. 

Huecograbado